miércoles, 22 de julio de 2015

CUARENTA AÑOS ANTES QUE CLASTRES, "EL SABIO" MOISÉS BERTONI


Con este apodo es conocido actualmente en el territorio paraguayo al suizo Moisés Bertoni, nacido en Lottigna el año 1857 y fallecido en Foz de Iguazú, actual Brasil en 1929. En la Universidad de Ginebra, donde estudió ciencias naturales y derecho, conoció a Élisée Reclus y a Piotr Kropotkin, de quienes se hizo amigo, adoptando el anarquismo como perspectiva filosófica y política. Fue por recomendación de éstos, que Bertoni, junto a su compañera Eugenia Rossetti y sus hijos, deciden emigrar a Sudamérica, con la intención de fundar una colonia bajo los principios ácratas. Arribaron a la Argentina en 1884, y eligieron para emprender su tarea, junto a un grupo de inmigrantes asociados voluntariamente, el territorio que actualmente corresponde a la localidad de Santa Ana, en la provincia de Misiones. Sin embargo, un período de escasas lluvias produjo el abandono del emprendimiento por parte de sus compañeros, quienes al irse, se iban llevando herramientas, caballos y otros enseres puestos en común para el trabajo. En una carta escrita a su hermano, que se había quedado en Europa, comenta: “…nuestra vida fue de tal manera una cadena de sufrimientos que estuve a punto de la locura. Hemos pasado por todo lo que tiene de difícil la existencia humana, la perfidia humana, la falta de cama, la miseria más absoluta, la intemperie, el hambre. Hemos luchado con energía de hierro, hemos soportado todo asombrándonos de nosotros mismos. Es más, sabemos que mucho nos resta aún por sufrir, pero a pesar de todo no estamos dispuestos a ceder. Y, por otro lado ¿Cómo ceder? Estamos en el campo de batalla y la lucha no presenta sino dos salidas: la victoria o la muerte. ¡Pobre del que se ilusiona sobre la posibilidad de una retirada!”
Como intelectual de su época, y tal como sus compañeros y colegas, se lo puede definir como un naturalista, investigador de temas diversos tales como la agricultura, botánica, zoología, climatología, y lo que aquí más nos interesa, la antropología. Pese a las difíciles condiciones de esta época de su vida, llevó a cabo experiencias respecto a la adaptación de especies vegetales europeas al clima subtropical, la certeza de los daños producidos en los suelos a causa del uso del arado (cosa que poca atención se ha prestado en la zona hasta tiempos recientes), y sus primeros acercamientos a las comunidades guaraníes.
Hacia 1888, y ante las vicisitudes vividas, deciden mudarse al Paraguay, asentándose primeramente y por varios años, en un lugar conocido como Yaguarasapá. En poco tiempo logra reunir muestras de más de 7000 ejemplares botánicos, 1500 zoológicos, entre otros. Termina radicándose de modo definitivo a 200 kilómetros en un predio de 12500 hectáreas, conocido como Guillermo Tell y hoy rebautizado como Puerto Bertoni. Sus investigaciones fueron copiosas, pero no así sus recursos para publicarlas. Por esto, en 1918 abre en su propia casa la imprenta y editorial Ex Sylvis, “desde la selva”. Con él, como con todos, el Estado fue generoso en palabras, pero no en acciones. Le prometen subvenciones para posibilitar sus publicaciones, pero por excusas diversas, éstas nunca se hacen efectivas. A pesar de ello, en su vida realizó 524 publicaciones. Entre ellas destacan “Descripción física y económica del Paraguay”, que se logró editar sólo de forma parcial. Se debía tratar de una enciclopedia de 14 tomos, englobando aspectos tales como la historia, geografía, antropología y botánica en 6500 páginas. Se publicaron tres tomos que suman 1700 páginas y que es conocido como “Civilización Guaraní”, su mayor trabajo de antropología. El primer tomo se titula “Etnología: Origen, extensión y cultura de la raza Karaí-Guaraní y Protohistoria de los Guaraníes”, el segundo “Religión y Moral: La Religión Guaraní, La Moral Guaraní, Psicología”, mientras que el tercero, más orientado a fines prácticos es “Conocimientos: La Higiene Guaraní y su importancia científica y práctica, La Medicina Guaraní, conocimientos científicos”. Su fascinación por su organización sociopolítica es completamente acorde a su ideario político. Su anarquismo se encontró reflejado en el estudio de este pueblo originario. El mismo título de su obra, muestra su profunda admiración en la aparente contradicción de usar el término “civilización” para definirlos, en aquella época reservada para las sociedades de índole estatal similares a las europeas. Adelantándose casi cuarenta años a Pierre Clastres, a quien actualmente tendemos a considerar “el padre” de la Antropología Anarquista, Bertoni escribió: “Su constitución política era la democracia pura. El gobierno era del pueblo. El indio guaraní no cede su independencia ni como ciudadano ni como miembro de la tribu a ninguno y menos aún a la autoridad. Reconocía al cacique, estimaba al anciano, respetaba al abaré, pero no se consideraba nunca ni inferior ni sujeto a ninguno de estos”.
En 1929, su esposa había enfermado gravemente, por lo cual decidieron trasladarla a Encarnación. Bertoni nunca se entera de su fallecimiento, ya que, antes de que la noticia llegase a su reducto en la selva, él mismo enferma de paludismo, por lo cual es llevado a Foz do Iguazú, donde fallece el 19 de septiembre de 1929.
El lugar donde vivió, es hoy un museo, parque y monumento científico.
En el siguiente link se encuentra disponible el listado de su obra: http://www.mag.gov.py/bina/bertoni/catalogo_b.html
La mayoría no está digitalizada, hallándose solamente sus tapas, pero algunas, quizás las más relevantes, se pueden descargar en PDF. Entre ellas, se encuentran los tres tomos de Civilización Guaraní, obra que poco a poco, intentaré ir reseñando en este espacio.


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